miércoles, 11 de diciembre de 2013

Inevitables comienzos

Hace tiempo ya se gestaba un comienzo, un comienzo que se abre hoy y se consume un día que aún no sé, para dar paso a lo que va detrás del comienzo.
Yo (¿como autora, como voz, como narradora?) siempre estoy hablando de comienzos, pregonando constantemente la revolución y los puntos de partida.
Pues bien, hoy es diferente. Hoy el comienzo no viene por voluntad propia sino por imposición ajena. De alguien, de algo, de muchas cosas, de un determinismo menos rancio y más sorprendentemente capaz.
Mi evolución es clara, mi forma de pensar, de encarar un texto, mi espíritu crítico más ácido por ser más sabio (poco a poco).
Corren los días y ya me veo capacitada para crear algo interesante, y con ello se inaugura un comienzo.
Y no estoy conforme porque están apareciendo demasiados "yo", demasiadas huellas indeseables si no se pretende hablar de uno mismo (¿para qué, en literatura?). Sin embargo, es una negligencia necesaria para enmarcar el contenido en una forma, para poder comunicar.
El segundo comienzo empieza quizá un poco más tarde pero certeramente, y no es más que una liberación no tan metafórica, una consciencia, una fuerza, una valentía, una madurez.

No entiendo el temor al paso del tiempo, cuando siempre trae sabiduría.

domingo, 6 de octubre de 2013

Ataque de nostalgia

Y lo que pienso lo escribo aquí porque no vas a leerlo. Desde hace un tiempo,
desde que decidiste cerrar tu espacio, casi vacío, de pensamientos para mí.
O de pensamientos que yo te hacía pensar.

Sabes, sabiendo que no va a ser leído te diré que a veces,
solo a veces,
te echo de menos.
Más que echar de menos, me entran terribles ataques de nostalgia.
Nostalgia porque, aunque todo fue incómodo, me entendías.
Me escuchabas y yo a ti.

Y no te necesitaba por nada más que por eso:
porque yo te decía cosas tontas que para mí eran importantes
y tú primero me escuchabas
y luego me entendías
y quizás, solo a veces, tú también las pensabas.

Siempre quise decirte "me entiendes como pocos" y solo ahora te lo digo,
a propósito.

Ya nunca me entenderás, por supuesto,
porque jamás estarás aquí,
ni cerca ni lejos.

Jamás volveremos a cruzarnos, pero alguna vez,
en el futuro,
mi nostalgia pensará en ti.


viernes, 6 de septiembre de 2013

A lo desestabilizador, desde su lado

La historia va de que alguien hace algo para destruirlo todo, para desestabilizar tu futuro inmediato, lo único que tienes. Luego, cuando ya no queda nada, afirmas y reafirmas la arbitrariedad de cualquier cosa, empezando por ti mismo y acabando por el mundo, la tarde, la cena, los ovnis, el por qué en una ciudad sí y en otra no. Y todo te empuja a caer y caer y caer en la ridiculez más absorbente, que hace reír y llorar (más llorar que reír).

La historia sigue cuando, ya ridículo completo, observas que, aunque el futuro inmediato de hace un minuto ya no está, hay otro futuro inmediato diferente. Porque siempre hay un futuro inmediato, aunque no lo quieras por no ser el que esperas o aunque prefieras no tener uno. En el momento en que descubres que sea como sea y bajo cualquier circunstancia hay un futuro inmediato, ya todo cambia.

La ridiculez permanece, como no podría ser de otra manera, pero no las ganas de llorar (que sí, tal vez, las de reír). Y todo cambia como si de repente una gran flor se abriese, perfumada, para recordarte que estás vivo.

Cuando se destruye tu futuro inmediato pero descubres que, sea como sea, siempre queda uno, simplemente intentas mejorar el que tenías previsto.

Sencillamente intentas superar tu felicidad preconcebida acercándote, un poco más, a todo lo sublime.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Listo listo

Hay instantes en los que, satisfactoriamente, te sientes Dios.

¿Alguna vez alguien ha podido juzgarse consciente de su paso por el mundo? Es lo que sucede en los aeropuertos, haciendo las maletas o comprando los billetes. Es un "no necesito nada más. No me busquen por aquí, porque mi vida cambiará minuto a minuto".

Es necesario dejar atrás muchas cosas, dejarte atrás, para poder seguir adelante. Es necesario olvidar tu edén que te aleja de otros edenes quizá, y solo quizá, más hermosos.

Cuando ya tienes los billetes y las maletas y sabes la puerta de embarque, solo queda marchar. Sacrificando todo y a todos por algo incierto y necesario.

miércoles, 21 de agosto de 2013

Si fuera verdad que él. Aunque fuera verdad que él

Cuando llegó a España ya no quedaba nada.
"Las dos orillas" y el conflicto de la identidad entre fronteras. Fuentes y Moctezuma. Moctezuma y Marina. Marina y Bernal. Bernal y Europa. Europa y América. América y Fuentes.
Oh la lá.
Me debes un favor por no matarte
como a él.
Me debes el favor de la duda.
La valiosa duda.
Pero cómo quieres que nos recuerde tu pasado
si ya sé tu final.
Pero la duda.
La valiosa duda,
toda tuya.
Para que al menos sobrevivas
aunque ya no quede nada.

martes, 20 de agosto de 2013

Y si

Eso que sientes te deja ahí, permanece mientras te pierdes entre trivialidades necesarias.

Eso que no es sino el límite, un acercamiento a la muerte, que acecha como un animal manso y devastador.

Solo en tu garganta y en la arteria que va del corazón al rostro percibes la muerte. La muerte de veras.

Y permanece sobre la noche, sobre la luz y mañana y calor y es tarde y quiero ver una película pero no. Permanece porque es el límite definitivo y está muy cerca.

Y si.

¿Tú quién eres? ¿Por qué tú sí?

Ahí se rompe el lazo.
Ahí se rompe el.
Ahí se rompe.
Ahí se.
Ahí.

La muerte de veras aparece.
En la línea de este lado solo quedan veinte años de ausencia de cualquier ínfimo cuestionamiento.

lunes, 22 de julio de 2013

63 metros (2)

Desearía que hiciera frío pero no es así. Camino con mis manos encerradas en los bolsillos de mis pantalones negros mientras pienso por qué no puedo comprar el frío con mi abundante dinero. Siempre he pensado que el dicho de que el dinero no da la felicidad era falso. O al menos eso pensaba.
Nací en una familia de clase baja, diría clase media pero sería mentirme a mí mismo, como lo hacen millones de personas hoy en día. Un buen día la suerte me sonrió y conocí a la persona más influyente de esta ciudad que no dudó en elevarme por encima de miles de cabezas. He llegado a ver las dos caras de la moneda y, por eso mismo, sé que el mundo en el que vivo es frío y carece de sentido. Tardé en darme cuenta pero el dicho tenía razón al fin y al cabo. Cuando ya creí haber saciado mi sed mi cuerpo me pedía algo que jamás estaría al alcance de ningún solo hombre o mujer.
Escucho a lo lejos un par de maleantes. Quizás eso necesite, algo de riesgo y acción en mi monótona vida. No les conozco, ni sabré nunca sus nombres, pero en parte envidio a esa lacra social que llenan de miedos e incógnitas las vidas de gente ajena. Al igual que la gente de la clase baja, que siempre está aspirando a tener una vida como la mía. Posiblemente jamás la conseguirán, pero ese deseo les hace despertarse cada día con un objetivo por el que luchar.
Al fin encuentro a los individuos que tanto escándalo están haciendo en la ciudad. Son un par de idiotas asustando a un par de niños y a una joven. Hay algo que me despierta el interés que creí haber perdido años atrás. ¡La chica está peleándose con esos imbéciles! Sabe cómo darles puñetazos y patadas –no debe de ser su primer conflicto callejero–, pero para su mala suerte está en desventaja. Los dos varones son corpulentos y le superan en fuerza.
Al principio pienso en evadirme del lugar, no tiene gracia meterse en una pelea ya iniciada. Sin embargo, antes de retroceder, observo el rostro de la chica y siento algo de envidia. ¡Yo también quiero participar!

***

De la esquina donde dejé a Lara asoma un hombre alto de traje. Aunque su voluntad no parece tan férrea como debería, su figura avanza hacia nosotros irreductiblemente tras una mirada primero insegura y luego vehemente. No sé qué pensamientos han efectuado tal cambio ni por qué una seguridad recién nacida provoca la huida de los hombres sucios de tizne. Antes de poder articular palabra, devuelve las bolsas a los niños que huyen aterrorizados, como si nosotros también fuéramos aquellos que se las habían arrebatado.
Luego, simplemente le agradezco con una palabra aquella oportuna salvación, mientras le observo y pienso si realmente él es así o quiere serlo. No cabe duda de que, en cualquier caso, lo ha sido, y eso le convierte en alguien necesario y fascinante. Siete personas pasaron junto a Lara, todas fijaron sus ojos quebrados y pávidos por un segundo en nuestra escena, y todas pasaron, veloces o contenidas, sin una reacción más allá de la contracción de sus pupilas.
El hombre de traje, aunque esconda mil contrariedades, hoy ha sido alguien definido y único. Su rostro ahora está ajeno a todo, como si no se supiera dueño de sí mismo, como si su heroicidad fuera algo al margen de sus posibilidades, de su concepción del mundo y de los hombres. Aunque se encuentre lejos de lo que es o era, se advierte en él una satisfacción secreta. Observo que no solo el hecho en sí le provoca aquel bienestar, sino que algo más profundo ha girado en él como la cuerda de un reloj atascado e inerte.
Sin una palabra le abandono en su reencuentro, regreso con Lara a casa. A pesar de todo, la ciudad sigue tan espléndida como siempre. Me pregunto si es ella, si siempre ha sido ella, o el hombre de traje, las personas que la habitan y recorren, las que salvan, besan, muerden, viven y observan los colores del río en la noche desde los tejados.



Alberto Porta y yo

lunes, 8 de julio de 2013

63 metros (1)

Ansiando alejarme de las risas y habladeras de la muchedumbre, busco salir al balcón del ático para tomar el aire. Entre disculpas y promesas a corto plazo consigo salir al exterior y disfrutar de unas vistas que no dejan de asombrarme. Desde mi ubicación puedo apreciar cada detalle de la ciudad esculpida bajo mis pies. La luz de los edificios, los vehículos y las farolas pretenden engañar a todos los viandantes para que no anhelen la luz del sol. Para algunos todavía quedan muchas horas de trabajo. Para otros afortunados como yo, todavía quedan muchas horas de celebración. Acepto de un pulcro camarero una copa de vodka blanco triple destilado, vuelvo a mi privilegiada posición y ladeo la cabeza, como si estuviera haciendo una panorámica con uno de mis numerosos productos tecnológicos.
Para muchas de estas personas –que hoy se encuentran celebrando que son más ricos– lo que hay bajo el ático no es más que un escenario donde jugar con sus títeres. Para mí tampoco significa mucho lo que tengo enfrente no obstante, en cierta parte, siento hasta lástima por los que viven allí. Suspiro resignado, dejo mi copa en una mesita cerca del jacuzzi y opto por dar un paseo en tierra firme. No creo que levante sospechas puesto que nadie me echará de menos. Antes llorarían por la pérdida de mi dinero.

***

A veces me pregunto si Lara piensa el mundo además de verlo. Ahora que pasea a mi lado, con sus ojos de jaspe brillantes como el sol, parece casi cierto que conoce todos los secretos de la Tierra. Por lo menos los míos.
Me pesan los días, los planes. Cada noche recuerdo el mes de abril de hace dos años, cuando me fui de casa en un arrebato de ambición y orgullo. Ahora que era el tiempo de la plenitud, me encuentro así. Vivo en aquella calle que desde aquí se observa opaca y triste, con árboles pero sin apenas ventanas en las fachadas, y una fuente donde a veces bebe Lara, mojando el suelo y mis zapatos.
A pesar de esa calle que me encierra en su perpetua noche, toda la ciudad me salva. Al cruzar la esquina se esconde un universo de luces, un río que parece el Rhône, un tiovivo, una terraza en la que sirven sándwiches tibios que me recuerda a una brasserie muchos años atrás.
Esta ciudad me atrapa porque son muchas ciudades. Por eso vine de allá, porque quería vivir rodeada de todos mis viajes, los milagros de Francia pero también los jacarandás de la 9 de Julio. Aquí se encierran los recuerdos más hermosos y la ciudad, aunque no me haya dado lo que buscaba, me eleva por encima de todo lo que dejé atrás.
Parecen las orejas de Lara diferentes, sus ojos fijos en aquel callejón dicen que es necesario acercarse y hacer algo. Cuando llego, hay dos niños no muy pequeños que lloran y dos hombres cenicientos con dos bolsas llenas de chapas y parches. Voy hasta ellos porque no hay otra opción, Lara espera como siempre, echada y con los ojos vigilantes, expectante.

Aunque deba intentar solucionar aquel perjuicio, sé que, evidentemente, es inútil.


Alberto Porta y yo

viernes, 21 de junio de 2013

Un plagio

Es hermoso escribir de acá, sientes que llevas, en las horas más extrañas, pluma y papel.
Es hermoso sentir que queda esperanza de pensar-escribir, y que entonces nada se pierde y continúa la pevivencia del referente, muy al pesar de De Man.
El significado prima sobre el significante, de acuerdo, pero qué hermoso ver significantes por todos lados y sentir que aunque cambies, un día fuiste y así.
Y ser minuto a minuto, ser cuando vos quieras, para re-ser indefinidamente y a voluntad.
Me salen plagios de todos lados, me salen del cuerpo y del alma, quizás yo soy un plagio sin voz como Santa Teresa en manos del Dios seminal, sin recuperarla y menos vencerla, rabiosa y brillante.
Me salen plagios de los dedos y de los sueños, quizás soy plagio porque urge serlo y salvarme o todavía más, renacer, reformar, restallar.

Sin voz o sin voz todavía,
siendo espectro doliente,
vivo porque vivieron
y si no
en cualquier caso

para qué.

jueves, 13 de junio de 2013

Nostalgias

A veces querría escribirte para que lo leyeras, allá donde estés, como lo hacías antes.

Me gustaría poder hablarnos a través de conceptos, de veladas confesiones.

Recuerdo días en los que te decía todo y tu lo entendías, aunque lo hiciera con palabras diferentes, poco sometidas a una forma fácilmente entendible en su significación verdadera.

Me gustaría decirte que hace unos días te vi en sueños y me dijiste algo hermoso:

"Al final cada uno está donde tiene que estar", y yo no podía mirarte.

Yo también quiero ver mundo (expresión que me queda de niña), pasar frío y calor, día y noche.

Y tienes razón, cada uno está finalmente donde debe, yo estoy aquí y me sé con voluntad para llegar allá arriba. Y ver mundo y todo lo que implica, y vivir, vivir, vivir (parafraseando a Sabines).

Ojalá pudiera escribirte para que lo leas algún día y, entonces, verte reflejado en surcos que permanecen
y recordarlo todo.

miércoles, 12 de junio de 2013

El instante

Seguimos aquí y ahora, me equivoqué de boca de metro. 

Las consecuencias suceden a las causas y nadie se salva, la vida es una cadena a veces discreta y a veces evidente. Cada paso viene de otro anterior, uno puede dar un giro a tu vida. No sé si es positivo o devastador saber esto, que nadie se salva de la sucesión de acciones imperceptibles, que van derivando, derivando, abandonando en cada microsegundo infinitas posibilidades. En realidad, tiene su punto terrible si nos consideramos atados, subyugados a movimientos que no advertimos pero que son insoslayables, que van unidos al sístole y al diástole, a la simple existencia. Las decisiones van ocurriendo sin pausa constantemente y tan seguidas que no son decisiones, son la vida, el presente inmediato, el ego, hic et nunc. No tenemos voluntad, ignoramos los mecanismos internos de la vida, somos demasiado brutos, ignorantes y poco meticulosos, vivimos el tiempo en la gran escala de los segundos. ¿Qué sucedería si detectáramos los instantes en su medida más ínfima y pudiéramos ser realmente conscientes de la inmediatez? ¿La vida sería un flujo o un collage, limitado a nuestra capacidad intelectual y abocado a un final por la extenuación de sumar instante con instante?

Hoy me equivoqué de boca de metro, y de ello sale esta reflexión
y un poco de miedo.

martes, 9 de abril de 2013

Persona y mundo de arriba

Todo lo mío ya lo tienes.

El inusual insomnio permanece a través de mi paladar herido
y cruza noche tras noche con imágenes rápidas y vaporosas.

Son demasiadas horas allá, lejos.

Tus ojos se clavan en cada cosa que miras
y las araña, las sangra.
Desnudo, tu cuello imposible palpita
imperceptiblemente
como si la vida a través de tus arterias fuera otra,
más débil, más sublime,
como una estatua de mármol
o de cera.

¿Te estoy escribiendo un poema?
No pretendo hablar más que de lo imposible,
de esa vida que no existe
y que engaña dulcemente.

Escribo a ese correo que cruza el mundo,
de este a oeste,
con gastos de envío.
Y que no será lo que promete.

sábado, 6 de abril de 2013

Lagartijas

Lagartijas brillantes recorren mi cuerpo,
lo acarician con sus pasitos breves
y un hormigueo de euforia late
como una bomba
entre mi piel y sus escamas.

Entra el sol por mi balcón
y ellas se agitan en felices impulsos.

Ojalá me habiten mucho tiempo más
con sus colores imposibles
y me acompañen hasta el futuro
y su magnánimo triunfo,
entre su dicha infinita.

viernes, 5 de abril de 2013

"Si el existencialismo es una forma de ateísmo, me declaro atea"

Sabes, si me paro a pensar salta una inquietud incómoda.
Desearía explosionar e implosionar
y detesto las horas que se suceden una tras otra
una tras otra
hasta succionar cada ápice de libertad.

Impondría otro sistema tempórico,
pero la gente me vería como una pretenciosa aspirante a Dios,
y por eso me reservo.

Ese sistema se basaría en algo muy diferente a los minutos,
pavorosamente diferente,
más cercano a los pasos.

Si cada paso fuera un avance en el tiempo,
la gente, tan necesitada de él,
no dejaría jamás de caminar.

¡¡¡EXISTENCIALISMO!!!

Empápame con tus aguas seminales y rabiosas
y empújame al mundo sin tiempo monotémporo.


Un saludo a Jean-Paul
y a su señora.


miércoles, 20 de marzo de 2013

Una de feminismo

Falogocentrismo: ¿Por qué la luna se identifica como mujer y el sol como hombre?

 La relación que pueda tener este hecho con el género del artículo
puede ser influyente pero, a mi juicio, no determinante.

¿Será acaso porque la luna representa lo
débil,
blanco, 
puro,
casto?

¿Será acaso porque el sol representa lo
fuerte,
poderoso,
ardiente,
superior?

¿Será acaso porque el sol es un astro luminoso
y la luna un cuerpo sin luz propia, 
que refleja únicamente la que el sol le da?

¿Qué hubiera pasado si la luna se hubiera relacionado con el hombre
y el sol con la mujer?

¿El poder lo tendrían las mujeres, entonces?
¿El hombre hubiera sido un mejor reflejo 
del rumbo que las mujeres hubieran tomado?
¿Jamás hubiera existido la sociedad patriarcal sino una matriarcal?

¿No será que dependiendo del rol social que ejerce el género
se le atribuyen determinados elementos,
esto es,
el sol como hombre,
la luna como mujer?
Si es así, como he indicado, 
el sol es hombre porque brilla,
la luna es mujer porque refleja su luz.

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Este no es un ejemplo de falogocentrismo,
es la estructura social metaforizada,
es la Historia de los roles de género.

Del yugo de la mujer,
pero también de su liberación.

El primer paso es advertirlo,
el segundo,
luchar.


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Olvidemos la identificación de los cuerpos celestes con los sexos,
y con ellos la jerarquización que conllevan.
No hablemos de biología
sino de psicología.
Igualdad.


miércoles, 6 de febrero de 2013

Honor

"¡Qué barbaridad!, el Honor.

¿Alguien en su sano juicio puede creer hoy en el Honor?"

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Las vidas pasan, y un río como de hormigas va atravesando el tiempo,
imperceptiblemente.

Yo ahora miro en los ojos dorados de Julio y me pregunto
cómo será el mundo en unos años.

También Olivio permanece, escondido, necesitado de que alguien,
como el arpa,
le arranque las notas desde dentro de su corazón de fierros.
Él se lo preguntó en su tiempo, cuando todavía era joven,
y no sé si obtuvo la respuesta o tuvo que esperar paso a paso,
día a día.

Esperar da respuestas, pero no se debe hacerlo únicamente por ellas.
Se debe esperar como un divertimento, jugando,
y mientras,
florecer cada segundo,
vivir en perpetua revolución.

Llover un arco iris entre el blanco,
ver de veras el sol,
de veras,
volar profundo entre las colinas
y el mar.