A veces querría escribirte para que lo leyeras, allá donde estés, como lo hacías antes.
Me gustaría poder hablarnos a través de conceptos, de veladas confesiones.
Recuerdo días en los que te decía todo y tu lo entendías, aunque lo hiciera con palabras diferentes, poco sometidas a una forma fácilmente entendible en su significación verdadera.
Me gustaría decirte que hace unos días te vi en sueños y me dijiste algo hermoso:
"Al final cada uno está donde tiene que estar", y yo no podía mirarte.
Yo también quiero ver mundo (expresión que me queda de niña), pasar frío y calor, día y noche.
Y tienes razón, cada uno está finalmente donde debe, yo estoy aquí y me sé con voluntad para llegar allá arriba. Y ver mundo y todo lo que implica, y vivir, vivir, vivir (parafraseando a Sabines).
Ojalá pudiera escribirte para que lo leas algún día y, entonces, verte reflejado en surcos que permanecen
y recordarlo todo.
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