sábado, 26 de noviembre de 2011

Complementariedades.

Delicia de luz salpicada de miedo.
De pánico hacia ciertas cosas.

No existe la bendición sin el sacrificio,
se debe arriesgar si el premio es superior a la angustia,
si la angustia no es vital, si no te absorbe hasta enloquecer
y simplemente te da miedo, de da terror, te da pánico.

El el yin y el yang, ¿pero de cuál más?
La balanza en ciento ochenta grados, ni uno más hacia cualquier lado,
si no ya se sabe.

Es necesaria la complementación total para que el terror no te absorba
ni la luz te ciegue hasta impedirte ver el mundo.

Y, si la luz te ciega, ten al menos una nube que resista
cuando caigas bruscamente del cielo
a lo indecible.

viernes, 25 de noviembre de 2011

¿Podemos recordarlo todo por usted?

¿No te pasa que cuando cumples el deseo de toda tu vida ya todo te es indiferente?
¿No te pasa, no te pasa, no te pasa?
A mí me pasa, a ratos.

Pisé tierra nueva. Vi y toqué la "descivilización" que culminaba la más grave utopía.
Olí la ternura más profunda, acaricié la piel más celestial.
Fui testigo de la perfección humana en la tierra del contraste.
El paraíso imperfecto me brindó todas sus virtudes.

Y ahora solo quedan cenizas.
Cenizas y telas con restos de su olor.
Recuerdos en madera y cabaza,
recuerdos en mi mente que valen más que nada en el mundo.

Pero se vuelve al punto de partida,
del paraíso a la tierra,
al gris más puro y sucio,
la desgracia, la tristeza.

"Podemos recordarlo todo por usted", dijo  Philip K. Dick,
y tal vez yo haya ido a Marte.