lunes, 31 de marzo de 2014

Catarsis

Escritura como catarsis.

Todavía no ha comenzado nada, pero la amenaza se esconde tras la duda.

Si me voy, ya no existirán cadenas.
Si me voy, para bien o para mal, la libertad (sí, esa palabra hueca, ese concepto inexistente)
se abrirá ante mí como si realmente estuviera viva.
Y quizás exista cuando se habla de uno mismo.

Si me voy para mal, el sufrimiento me mostrará todos los desengaños.
Si me voy para bien, puede ser el nacimiento de lo invencible.
En cualquier caso, si me voy, seré yo sin trabas.

Todavía no ha comenzado, pero ojalá comience.

El miedo resulta asfixiante pero imprescindible.

La escritura catártica, a veces, no da resultados.
Quizás en algún momento la necesite para aliviarme de plenitud.

miércoles, 12 de marzo de 2014

La maravilla

Desde el primer momento en que le vi, hace ya varios meses, supe que era poderoso.

No guapo, ni soñado, ni inteligente, ni culto. Sí atractivo, devastador, retórico, sublime. Con esa clase de sublimidad que poseen muy pocas personas, que hace de ellas algo excepcional.

Se podría pensar que es todo un artificio hueco, que es mi forma de entenderle. Lejos de esto, al igual que otros autores creyeron en hombres y mujeres únicos y maravillosos (entiéndase maravilla como fantasía), yo también creo en ellos porque le conocí. La mayor locura es ver el espectáculo de alguien así en su vida cotidiana y saber que está sucediendo en un espacio y un tiempo reales.

Él, podríamos decir, debe su condición de unicidad a su ignorancia de la misma. Cualquiera que lo observara pensaría que es de sobra consciente de su poder, pero él mismo solo advierte una parte porque no se ve desde fuera. Una parte chiquita y sabida que no es nada porque es una pieza de un todo, de una personalidad, digámoslo claro, novelesca.

Cuando aparece, su presencia es conveniente en su totalidad, tanto que pareciera que ese momento ya ha sucedido y es una mera repetición, donde el hecho de que él aparezca es intrínseco a que el momento se haya producido. Es el engranaje del tiempo, él aparece porque el tiempo pasa, como un ser más allá del mismo, dueño y soberano del cosmos.

El caso es que él aparece y tú ya sabes que va a aparecer, y cuando él habla ya sabes lo que va a decir. Esperas que te dirija palabras que, aunque no las sabes, cuando las expresa son las que era necesario decir. Con la gestualidad que era necesario hacer. Entre profético y sabiéndose especial me habló a mí esta tarde.

Pero, como dije antes, él solo sabe una parte. Sabe que todas las mujeres que lo conocen no solo lo desean, lo aman. Sabe que los hombres no solo lo escuchan, lo admiran. Percibe de alguna manera su excepcionalidad. Pero nunca podrá ni tan siquiera imaginar que no es solo carisma y seguridad en sí mismo. Nunca sabrá su verdadera naturaleza.

No creo que encuentre nunca a alguien tan pintoresco, porque solo habitan las novelas y contados lugares del mundo.

Yo por lo pronto he decidido ir a verle todas las semanas, porque sé que de él puedo aprender muchas cosas.

Hoy en mi regreso a casa pensé escribir sobre él, y aquí él mismo puede encontrarse.

lunes, 10 de marzo de 2014

Fronteras

Quisiera saber que hay algo detrás del cristal.

Mirá, hoy vi a alguien.

Ahora siempre me cuesta no hablar argentino con acento español. Su léxico es ya más mío que el mío. Esta es una muestra de que quizá no haya nada.

Yo era, yo soy. Yo soy y dejé de ser lo que era.
¿Se podrá ser y ser, al mismo tiempo? ¿Se podrá estar dentro y fuera del cristal y no deber elegir entre un lado u otro?

Quizá no haya nada detrás del cristal porque cuando estás de un lado no existe el otro. Podemos acaso imaginarlo, pero no es real.

Las elecciones son terribles pero necesarias.
La paz será cuando estés de un lado y el otro no importe.

Ah, pero mirá, hoy vi a alguien.