martes, 3 de mayo de 2011

Plus el castillo de naipes.

La gente es feliz, pero no sirve de nada.
La muerte nunca es dulce. Nunca hace gracia, nunca.
Y no hay peros.
Incluso las muertes merecidas, incluso.
Porque hay justicia pero, y las consecuencias.
Pone la piel erizada pensar en las consecuencias.
Por favor, que no hayan consecuencias.

Sé que no es la primera vez que lo digo, pero todo son ciclos.
El mundo es un gran ciclo, que gira y duele, gira y duele, gira y duele.

No es que desee darle por fin un toque
al gran castillo de naipes, como muchas otras veces,
pero en realidad nunca,
y si digo que quiero
en realidad será nunca,
no.

Y ahora menos que hace tiempo.
Sigo queriendo poner más cartas,
y más y más y más
hasta construir un castillo único en su especie,
hasta ser única en mi especie.

Pero esa tentación de dejarlo todo e irme
que siempre zanzarea el castillo,
esa salida nada fácil,
ese pasar a peor vida.

Nunca será suficiente para poder hacer
que llegue ese momento,
porque nunca se sabe suficiente.

Hay que conocer caras y vida, hay que formarse
de una manera inevitablemente lenta,
hay que reunir aunque sea la mínima información.

Pero puedo hacer escapadas, puedo, puedo,
por favor.

Que alguien me diga que por fin pronto
podré pisar tierra nueva.

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