jueves, 21 de abril de 2011

Inundación de consciencia.

¡No escuches! Y no mires.
Fuera, fuera.
Por lo menos hasta la desintegración del universo personal.

Es malvado y cruel.
Es sintomático de la afectación anómica.

Pero es que. Pero es que.

La tristeza está ahí clavada, y no se irá
mientras la promesa sea nube.

Llega el cambio de pilas,
el pistoletazo de salida.

Venga, ya está bien.

Viva la consciencia.

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