miércoles, 23 de febrero de 2011

"Porque no queda salida, porque pareces dormida...

... porque buscando tu sonrisa estaría toda mi vida."
Pues a ello.

La leche con colacao es dulce.

Se acaba de producir el crimen en el Simplon Orient Express.
Poirot estaba valorando si aceptar el caso, pero una molesta neblina,
más parecida a un mareo, ha desenfocado la escena.
Después, pasillos oscuros, alguien corriendo, yo.
Oscuridad y oscuridad.
Otro escenario diferente del vagón Estambul-Calais.
Después, vuelta a la vida, esto es, ni una cosa ni otra.
Dolor de cabeza, frío.
Apatía. ¿Ullmann? No, por favor.

Vamos a hacer algo, esto no puede seguir así.
Y cuando lo hagamos, será el mundo al revés.
Ullmann será mi amante preferido,
Patroclo vivirá permanentemente en mi piel y no sólo los lunes,
me pensaré si Cicerón es digno de mí o si mi cama le viene grande,
la "Poética" será mi Biblia, mi Corán.
No tendré miedo a desintegrarme en el aire frío del norte
ni la contrariedad de querer pero no,
de querer ciegamente, pero no, pero hay algo, pero, pero...

Vamos a buscar soluciones. A la desesperada.

La contrariedad es una puta.

4 comentarios:

  1. Solo diré una cosa en este comentario: Nunca tomes el nombre de Cicerón en vano.

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  2. Y en este que adoro la canción, que algún día leeré a Agatha Christie y que tengo que ponerme al día.

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  3. Ah, y sí, la contrariedad es una grandísima universitaria/chica que mueve el bolso.

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  4. ¡Cómo saben las universitarias! oye, lo acabo de pensar... ¿y si una universitaria mueve el bolso es dos veces puta? upppss...

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