sábado, 29 de enero de 2011

Entropía.

Curar un mate es nacer dentro de tu vida, un renacimiento (¿y dónde está Michelangelo?, ¿y Brunelleschi?, ¿y Rafael?, ¿y Leonardo?, ¿y Tiziano? ¿y, y, y, y, y, y, y...?), ¿una doble personalidad? Algo así, pero no.

Cebar un mate es ver crecer a esa personita que nació cuando lo curaste, formarla y moldearla como quieras, hasta creerte dios.

Es la única forma de salvarse de todo. Del sol, del mundo, del frío, de la ventana de tu habitación que te muestra los edificios de todos los días, de las ventanas de todos los días, con los jerséis, pantalones, gallumbos y bragas de todos los días, la gente es patética, no se intimida por nada, lo expone todo, y a rodar.

Hoy no estoy de humor, estoy escuchando los gritos de los vecinos de abajo, de los críos de tres y cinco años, oigo cómo gritan, cómo sus padres gritan, cómo llora uno, cómo se ríe el otro porque llora ese uno, cómo le pega y lloran los dos. Yo me río. Me río, pero no estoy de humor. Cuando me los encuentro en el portal o en el ascensor me entran ganas de abrazarlos. Los odio, pero son tan inocentes, tan ignorantes, tan curar un mate. Pero les sonrío y les digo, "Hola", o les acaricio el pelo y ellos me miran preguntándose por qué tanto afecto sin saber que me sé sus vidas, y los padres me miran y sonríen con un agradecimiento ciego que me hace sentir mal, pensando, "qué graciosa, le gustan los niños", o "menos mal que ella nos sonríe, aunque sea la única en este edificio, aunque seamos chinos."

Es duro ver que el mundo se expande. Que algunas personas no saben qué es la vida, pobres personas, se creen que son felices y no lo son. Se creen que son felices, lo creen, ven libertad y un día soleado y se creen felices, y qué pena, no saben que la felicidad es otra cosa, no saben que la felicidad es ver a gente llorar de alegría y sentir que eres uno de los culpables de ello, no saben que la felicidad es no tener nada y poder besar y poder abrazar y poder malvivir aunque sea en la selva tropical, aunque sea compartiendo una hogaza de pan entre un millón de personas, pero entregándola en mano, unos a otros entregándolas en mano y viendo el agradecimiento de cada uno por haber dado ese trozo de hogaza que has rechazado para ti. La felicidad es poder conocer y comprender a cada ser humano de esta tierra y saber que todas las personas son buenas por naturaleza, es entregar tu vida a no ser tú y ser otros.

Me estoy yendo de madre, pero es que hoy no estoy de humor. Los pequeños chinos ahora juegan en voz alta y gritan: "Te he matado", "No, no, mentira", "Mira cómo vuelaaaaaaaaa", todo esto en castellano, los padres, pobres padres que no tienen  ni idea, se lamentarán, pero esas son las consecuencias de llevarlos a un colegio en España, que ya no saben los pobres niños por dónde tirar.

Mi mate se cura despacito, mañana tendré que volver a cambiarle el agua y la hierba, y dentro de tres días podré cebar uno, formarme mi personita y volar, volar, volar.

2 comentarios:

  1. Es lo más enternecedor que el leído en mucho tiempo.
    Tienes un corazón enorme, que se expande.

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  2. ¿como el universo? jajaja

    gracias preciosinha :)

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