Me he dado cuenta de que más que ayudar a la gente, como podría ser erradicar el hambre, las guerras y toda esa clase de tópicos semiutópicos (nothing's impossible if you want it), mi propósito de veras es conocerla.
Cierto es que sería maravilloso un mundo equilibrado o aunque sea un mundo que tuviera menos avances tecnológicos y más contacto humano (si el hombre se priva de ciertos lujos todo el mundo será un poco más igual y al privarse de ellos no hay otra opción que pasar el tiempo con las personas que están alrededor, no como el imperio de la individualidad que reina hoy en nuestras vidas), pero puede que las personas necesitemos más una presencia, un interés, una compañía que más o menos riqueza.
Las personas más pobres son felices. Sorprendentemente, ellos son más felices que nosotros y es maravilloso.
El secreto está en el contacto humano.
Yo, más que la labor de las buenas personas, quiero conocer.
Más que ofrecer dinero, ropa o comida, quiero ofrecer mi compañía. Ser su amigo, también luchar por ellos, pero no como la gente suele hacerlo.
Y eso con la gente de todo el mundo.
Cuando visite lugares que presenten las carácterísticas de los que me he estado refiriendo, haré todo lo que he mencionado, y cuando el lugar que pise no lo necesite, simplemente estaré ahí, para conocer su cultura y su gente.
Supongo que me reconfortará más visitar gente que me necesite y tal vez cambie de opinión dentro de un tiempo o mañana mismo y decida dar dinero, ropa o comida, pero hoy por hoy lo que me apetece entregar es mi amor.
Así, gratis, sin pedir nada a cambio, como se entrega a las personas que realmente te importan.
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