martes, 20 de abril de 2010

Entregar amor al mundo.

Me he dado cuenta de que más que ayudar a la gente, como podría ser erradicar el hambre, las guerras y toda esa clase de tópicos semiutópicos (nothing's impossible if you want it), mi propósito de veras es conocerla.
Cierto es que sería maravilloso un mundo equilibrado o aunque sea un mundo que tuviera menos avances tecnológicos y más contacto humano (si el hombre se priva de ciertos lujos todo el mundo será un poco más igual y al privarse de ellos no hay otra opción que pasar el tiempo con las personas que están alrededor, no como el imperio de la individualidad que reina hoy en nuestras vidas), pero puede que las personas necesitemos más una presencia, un interés, una compañía que más o menos riqueza.
Las personas más pobres son felices. Sorprendentemente, ellos son más felices que nosotros y es maravilloso.
El secreto está en el contacto humano.
Yo, más que la labor de las buenas personas, quiero conocer.
Más que ofrecer dinero, ropa o comida, quiero ofrecer mi compañía. Ser su amigo, también luchar por ellos, pero no como la gente suele hacerlo.
Y eso con la gente de todo el mundo.
Cuando visite lugares que presenten las carácterísticas de los que me he estado refiriendo, haré todo lo que he mencionado, y cuando el lugar que pise no lo necesite, simplemente estaré ahí, para conocer su cultura y su gente.
Supongo que me reconfortará más visitar gente que me necesite y tal vez cambie de opinión dentro de un tiempo o mañana mismo y decida dar dinero, ropa o comida, pero hoy por hoy lo que me apetece entregar es mi amor.
Así, gratis, sin pedir nada a cambio, como se entrega a las personas que realmente te importan.

domingo, 18 de abril de 2010

Donde nada importa.


Hoy he visto en el cine "Alicia en el País de las Maravillas" de Tim Burton, y durante el tiempo que ha durado y un rato después he estado pensando que lo mejor sería olvidarlo todo y simplemente vivir.
Vivir una vida tranquila y satisfactoria, como todos los seres humanos.
No preocuparse por cosas que no estén programadas en tu rutina, no intentar cambiar el mundo.

Y es que cuando adviertes que hay un mundo maravilloso en el que nada importa se hace difícil vivir la realidad.
Pero cuando vuelves a la vida, ves que hay demasiadas cosas que arreglar.

sábado, 17 de abril de 2010

Nunca te salves

Sinceramente, mi propósito en la vida es viajar.
Viajar e intentar arreglar el mundo como mejor se pueda.
No me puedo creer que haya gente que quiera gastar su vida en un mismo lugar, haciendo lo mismo.
Yo, personalmente, lo veo imposible.
Tal vez sea porque no nací para llevar la triste vida del autómata, no lo sé.
Lo que dice Benedetti es un ejemplo de mi filosofía de vida, y la que creo que deberíamos de seguir todos.
Aunque de sobra sé que si no hubiera gente de todo tipo (autómatas y no) el equilibrio del mundo estaría en un serio peligro.


"No te salves", Mario Benedetti.
No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo

pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino

y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.


2010 te abre los ojos.

Siempre he apreciado la belleza del vida y he visto que era maravillosa, pero llegó el año 2010.
Y llegó con todas sus desgracias: Haití, Chile, Isla de Madeira, Río de Janeiro y más.
Y yo que siempre me lamenté por el desequilibrio del mundo cuando está ordenado, sufrí una profunda tristeza.


Supongo que ahora es cuando más falta hace saber el secreto de la felicidad, y que los que pueden obtenerla lo hagan y que ellos mismos, juntos, colaboren para que los que no pueden por fin la obtengan.

Todos tenemos derecho a ser felices y es algo que nos negamos a aceptar.

Tan sólo hay que dejarse llevar por ella.
Y si piensas que no la tienes piensa en ellos y no serás feliz, piensa en ti y no serás feliz y piensa en ti haciéndoles felices y, créeme, lo serás.

Porque somos mucho más que nuestro universo personal.
Hay tantas cosas por conocer...

Que vivan los cronopios.

En relación con la entrada anterior, supongo que la forma más eficaz para abrir los ojos a las personas es leyendo a Cortázar, cuando es él el ser más libre, más feliz y más vivo.

Gracias a este texto cualquier persona se contagia de las ganas de vivir y, lo más importante, le enseñan cómo hacerlo.


“La tarea de ablandar el ladrillo todos los días, la tarea de abrirse paso en la masa pegajosa que se proclama mundo, cada mañana topar con el paralelepípedo de nombre repugnante, con la satisfacción perruna de que todo esté en su sitio, la misma mujer al lado, los mismos zapatos, el mismo sabor de la misma pasta dentífrica, la misma tristeza de las casas de enfrente, del sucio tablero de ventanas de tiempo con su letrero "Hotel de Belgique".
Meter la cabeza como un toro desganado contra la masa transparente en cuyo centro tomamos café con leche y abrimos el diario para saber lo que ocurrió en cualquiera de los rincones del ladrillo de cristal. Negarse a que el acto delicado de girar el picaporte, ese acto por el cual todo podría transformarse, se cumpla con la fría eficacia de un reflejo cotidiano. Hasta luego, querida. Que te vaya bien.
Apretar una cucharita entre los dedos y sentir su latido de metal, su advertencia sospechosa. Cómo duele negar una cucharita, negar una puerta, negar todo lo que el hábito lame hasta darle suavidad satisfactoria. Tanto más simple aceptar la fácil solicitud de la cuchara, emplearla para revolver el café.
Y no que esté mal si las cosas nos encuentran otra vez cada día y son las mismas. Que a nuestro lado haya la misma mujer, el mismo reloj, y que la novela abierta sobre la mesa eche a andar otra vez en la bicicleta de nuestros anteojos, ¿por qué estaría mal? Pero como un toro triste hay que agachar la cabeza, del centro del ladrillo de cristal empujar hacia afuera, hacia lo otro tan cerca de nosotros, inasible como el picador tan cerca del toro.
Castigarse los ojos mirando eso que anda por el cielo y aceptar taimadamente su nombre de nube, su replica catalogada en la memoria. No creas que el teléfono va a darte los números que buscas. ¿Por que te los daría? Solamente vendrá lo que tienes preparado y resuelto, el triste reflejo de tu esperanza, ese mono que se rasca sobre una mesa y tiembla de frío. Rómpele la cabeza a ese mono, corre desde el centro hacia la pared y ábrete paso.
¡Oh cómo cantan en le piso de arriba! Hay un piso arriba en esta casa, con otras gentes. Hay un piso de arriba donde vive gente que no sospecha su piso de abajo, y estamos todos en el ladrillo de cristal. Y si de pronto una polilla se para al borde de un lápiz y late como un fuego ceniciento, mírala, yo la estoy mirando, estoy palpando su corazón pequeñísimo, y la oigo, esa polilla resuena en la pasta de cristal congelado, no todo está perdido.
Cuando abra la puerta y me asome la escalera, sabré que abajo empieza la calle; no el molde ya aceptado, no las cosas ya sabidas, no el hotel de enfrente: la calle, la viva floresta donde cada instante puede arrojarse sobre mi como una magnolia, donde las caras van a nacer cuando las mire, cuando avance un poco más, cuando con los codos y las pestañas y las uñas me rompa minuciosamente contra la pasta del ladrillo de cristal, y juegue mi vida mientras avanzo paso a paso para ir a comprar el diario a la esquina.”


"Historias de cronopios y de famas", Julio Cortázar.


Yo, después de leer este texto, nunca he salido a la calle sin sentir que lo hacía, nunca he vivido sin sentir que lo hacía. Es una nueva perspectiva de vida.

viernes, 16 de abril de 2010

Despertar (Discurso inspiradamente político-religioso)

Hace tiempo que me preocupa bastante seriamente algo:
el mundo se suicida.

Se necesita urgente y necesariamente despertar.

El ser humano ha degenerado hasta tal punto que no vive, ni ve.
Parece que hay poca gente que aún no se ha dejado llevar por el sinsentido.
Y yo les digo que podemos lograr cambiar el mundo.

Lo único que se necesita es hacer ver a las personas las cosas realmente importantes.
Así todos descubrirán que la única motivación del ser humano es la felicidad.
Se puede pensar que es el amor, y es cierto, pero el amor es algo que lleva a ella.
Las demás cosas en las que se puede pensar, como aspiraciones, ambiciones o deseos, esta idea se ve clara.

Para la gente que es consciente de su alrededor será hermoso hacer despertar a las personas a la vida y que nunca se dejen llevar por ella.
Y hacer ver que lo más importante es encontrar la felicidad, la propia y la ajena.