Lo que sea que me tengas que decir: Lo sé.
La cuidad verdinegra se extiende por los ojos, por todo ese espacio infinito.
Quiero tiempo. Un tempus fugit no es suficiente. Necesito tiempo real.
Toda la vida es una composición de sueños. Se puede caminar por el suelo empedrado, sorteando los huecos. Es un camino como de Oz, inabarcable, dorado, resplandeciente. Con un final seco y cruel.
Se necesita tiempo para pisar todas las piedras, cada una con su plenitud satisfactoria, pero no es posible.
La vida es eso, una sucesión de sueños en flor, y la imposibilidad de verlos todos fructificando
con ese sabor
de gloria
y modesta
omnipotencia.