¿Será Corea un París sin existencialismo?
¿Será también París un engaño, pero revestido de bohéme?
Es París un engaño y también lo es Corea.
Corea es el amor platónico. La sumisión, la pobreza. La comodidad del alma. Un engaño a sabiendas. Una dulce condena.
París. Es sabido que París es también un engaño. Pero un engaño estimulante. Un engaño que te hace sentir alguien, aunque no seas nada.
Así, la tendencia inicial es rechazar Corea y abrazar la dulce mentira parisina.
Pero qué. Qué. Qué.
Qu'est-ce que je fais de ma vie.
Corea y París.
Los valientes no eligen ninguno.
Entre las dos fronteras de la mentira.
Yo quiero París,
pero tú estás del otro lado.